I. Transformaciones milenarias para el sosiego de los espíritus
I. Transformaciones milenarias para el sosiego de los espíritus
El territorio desbordado en el territorio-cementerio
Danza ritualística sensible para la remembranza
(Duración aproximada: 15 minutos)
Escena única
Dos personas en el escenario al interior de un círculo. Están en una danza-ritual recitada, que hace de los cuerpos movimiento-relacionamiento y tensión. La coreografía-diálogo se performa espontáneamente a partir de esta propuesta de guion. Lo que se busca es dar la sensación de que los cuerpos recuerdan; una memoria que retorna y puede ser reincorporada en la sintetización de otros cuerpos. Un tono que transita la fuerza, el desasosiego, el acompañamiento y la respuesta de los cuerpos-voces-espectro. Una danza-ritual que busca evocar en su interacción ecos sobre aquello que reflexiona.
El diálogo
Se disecciona a través de los movimientos de dos cuerpos-voces danzantes que materializan múltiples voces espectrales. A partir de la práctica juegan a ampliarse, recorcotarse, trasladarse, intuirse, y ecografiarse entre sus cuerpos-voces-espectro en tanto sentires significantes.
ESPECTRO 1:
Cementerios vacíos de extensión continental, vacíos de paz, vacíos de descanso, vacíos de duelo, vacíos de comunión—un territorio cementerial, desplazado, calcinado, dejado al dominio de un Dios que no sabe amor. Cementerios vacíos donde los aniquilados caminan las sombras de vestigios abandonados. ¿Dónde está la sanación? ¿Dónde está el paso? Encadenados en vida. Encadenados en muerte. Atrapados en los bosques con soles nublados y lunas sangradas. Diezmada población, aniquilada población. Viñetas de una muerte preservadas en los suelos que la consumen. Los cuerpos de los fantasmas caminan el presente, el presente olvidado, el presente que los olvida. ¿Hay justicia para el muerto? ¿Hay justicia para el regresado? ¿Hay justicia para el olvidado?
Rituales perdidos, hechos al aire, ¿a dónde van las hijas de la tierra?—hijas violadas, sacrificadas por la idea nueva, por la tierra nueva, por la prenda nueva, por la raza nueva. La palabra del árbol se escucha a lo lejos, entonando el canto de los muertos, a quienes con sus raíces abraza y protege. A la espera, espera, espera. A la espera de su reclamo, de su demanda, de su chispa, y de su fuego. ¿Pueden los presentes vivos que recuerden los presentes muertos que olvidaron hacer justicia? La historia borrará, la historia ignorada—la civilización ‘progresará’, la civilización desterrará. Pero el viento sigue soplando, los bosques siguen guardando, las ruinas siguen pobladas, la memoria sigue enterrada en la tierra, la palabra sigue en sus voces. Calla por un momento, silencia los prejuicios, y escucha las notas espectrales que vuelan a tu alrededor. ¿Escuchas? ¿Escuchas a los enterrados? ¿La escuchas? ¿Escuchas la Mala Muerte? Al margen del río de jade, el reflejo verde, tinte rojo, brillo y brillo—resplandece viridio. ¿Carga consigo el jade los suspiros de los muertos? ¿Cuentan la historia secreta?
ESPECTRO 2:
La historia no será y no es la de los nacidos violentos, los nacidos borrados, los nacidos sin tierra, los nacidos del olvido, los nacidos sin voz, borradura del cuerpo-espíritu.
ESPECTRO 3:
(como un susurro)
¿Nacidos de los sin alma somos? Así nos llamarán sin cariño. Doblemente sin alma, doblemente sin cuerpo, trepándonos el abismo de la negación y ceguera blanca. ¡Bifurcados! Fuera del tiempo. Los espectros sin sepulcro, esporas de vicio y violencia que cubren nuestros huesos. Espectros presentes puesto en movimiento por presentes congelados; presentes bifurcados en tiempos afuera. ¡Afuera! ¿Puede recobrarse la justicia? Recobrada, justicia remembrada, justicia tejida en los suspiros de los ríos, de los árboles, de los pecaríes, de las palabras rito que caen y cubren como el rocío el recuerdo de ahora. ¡Palabras rito! ¡Palabras existencia! ¡Palabras memoria! ¡Palabras vida! ¡Palabras relato! ¡Palabras fuerza! ¡Palabras poder! Invocados por los vientos, a la llamada de las madres de la palabra y los padres la palabra. Invocamos a sus nombres ante la luz de los astros, madres y padres del cosmos, abuelas y abuelos de la tierra, decimos sus nombres Tz’aqol, Bitol, Alom y K’ajolom.
ESPECTRO 4:
Luchadores hay con tus pueblos, defensores de su vida, de su existencia, de su derecho, de su defensa. A quienes te desamparan al lodo del olvido y la aniquilación les recordamos tu fuerza y tu desasosiego – pero hoy recordamos tus pasos invisibles, que andan por ningún lugar, sangrando su última batalla, su último respiro, su último amor en un cementerio-continente. Es la noche cuando la espesura forestal exhala los murmullos de mal-muertos, los murmullos de la tierra-triste. Cantos de aves perdidas al unísono, recogen las huellas de los desterrados y desalmados en anagnórisis. ¡Estremecimiento! Estremece allá donde quedaron enterrados hablan todavía, caminan todavía, pelean todavía, lloran todavía. Pensar en los cuerpos pasados, asesinados, alejados de la visión. capas de relato cortados. su densidad quedó inocente, corporalidad ingenua, vida sofocada de presente y futuro, espíritus dejados como hojas caídas y musgo en el tiempo.
ESPECTRO 2:
(grito sollozante)
¿Cómo se materializó el espíritu de los arrebatados? ¿Dónde se hace su justicia? ¿Dónde está su justo entierro? Habitando los espacios sin ocuparlos. ¿Cómo podemos vivir con ellos? ¿Cómo ser responsable con esos espectros? Justicia para los que ya no están ahí aquí, pero que permanecen.
ESPECTRO 5:
La vida de los arrebatados de vida deambula aún, dieron su alma al porvenir sin descanso. Devuelta a su madre y padre creadores, danzan a la hoguera de la espera, creciendo como césped, fluyendo con sus ríos, durmiendo con las rocas, viajando junto a las aves, hoy, hoy les cantamos de vuelta, les cantamos la canción del recuerdo, la canción que los despierta para oír sus nombres y dar los últimos pasos. Transformaciones milenarias para el sosiego de los espíritus. Sean uno con el bosque, caminantes en el bosque y no desesperen la llegada. Luz de sol y luz de luna, juntas estremecen la violencia que los acarreó, que les sucedió, que los desterró, y que los desalojó.
Interesante texto poético-reflexivo sobre nuestro "cementerio-continente". Pregunta fundamentalmente qué hacer con los "mal muertos", espectros detectables en ecografías y anagnórisis no tan difíciles de realizar. Reclaman justicia (por el arrebato, por sus intrigantes "presente bifurcados"), no solo justo entierro, sino, más importante, vivir con ellos, que permanecen transformados. No hallan sosiego, desesperan, y ello parece ser nuestra responsabiliad. ¿Qué hacer? ¿Basta solo evocarlos? ¿Basta esta espectrometría?
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