Descolonizar el pensamiento de un colonizado-colonizador
Es
imposible concebir una imagen realista de lo que Guatemala y el resto de
Centroamérica pudo haber llegado a ser si no hubiese sucedido la conquista, la
magnitud de la violencia ejercida y su duración sellaron a la nación y a su
gente con una marca indeleble que moldea nuestra identidad, y en realidad
¿Sirve de algo imaginarse a una Guatemala no colonizada? ¿Es posible llegar a
descolonizar nuestro pensamiento?
Es
imposible enajenar completamente el pensamiento de la realidad y la historia,
las ideas dependen del contexto para ser viables, no sirve de nada el intentar
poner distancia y dirigirse hacia un futuro próspero cuando el verdadero peso
de la situación está en un pasado muy complejo. Aunque no podemos separarnos
completamente de las tendencias ideológicas que nos dejó la colonia, si podemos
estar conscientes de ellas para así poder alejarnos de sus consecuencias y no
infligir más daño a nuestra sociedad.
Me
parece que el primer paso para hacerlo es definir nuestra identidad dentro del
espectro racial-social guatemalteco; esto no es una invitación a posicionarse
en un estrato jerárquico de la sociedad ya que no queremos enfocarnos en las
dinámicas del poder y su uso, sino a darse a la difícil tarea de identificar el
bagaje contextual, ventajas y desventajas de nuestra realidad inescapable.
Esto
con el propósito de no invisibilizar otras realidades al pretender no asumir
las nuestras, y decir si, soy ladina, si, estoy en una posición
socioeconómica patrocinada por mi ladinidad, si, hay en mí una mezcla de
culturas con las que no estoy en contacto, si, esto es lo que soy, es
así como he actuado, y es así como puedo actuar para: …
Los
estadounidenses tienden a decir que “no ven el color” como si esto les
permitiera tratar con paridad a todos y exitosamente omitir todo sesgo racial y
eso fuera suficiente, pero no lo es, borrar el color es borrar la historia, tenemos
que ver la realidad de cada uno, tenemos que aceptar que el punto de partida no
es el mismo, y crear condiciones que le permitan a cada uno superar sus obstáculos.
Como
lo explica Guzmán Böckler en su ensayo sobre los colonialismos internos y
externos de Guatemala hay una estructura ladina que no considera al indígena de
ninguna manera, el grupo ladino se ha estratificado en clases sociales,
burguesías, proletariados, y todo otro tipo de títulos que no corresponden ni
surgen de ella, sino que la tratan de encajar en marcos sociales extranjeros.
Y entre
lo rural y lo urbano, lo clase alta, baja y media, lo burgués y lo proletario
que pueda ser el ladino, se nos olvida que hay en primer punto una gran cantidad
de indígenas-ladinizados cuyas condiciones, que están directamente atadas a la
historia colonial y el desplazamiento, no les permiten moverse entre estas
categorías, dejándolos de lado como un grupo no considerado o automáticamente asumido
como el más bajo sin oportunidad real de integración.
Y otro
gran grupo, casi la mitad del país, de indígenas que están completamente alienados
de la “masa principal” de la nación.
Al
momento de administrar el país, o hablar de desarrollo, incluso en nuestra
convivencia cotidiana, no sirve de nada entonces agarrar impulso de la mano de
un ¿Qué pasaría sí? ¿Cómo podemos superar este sentido de superioridad ladina /
metropolitana? ¿Qué pasaría si todos tuviéramos las mismas condiciones? No, no
debemos pensar ¿Qué pasaría? sin primero enfocarnos en el ¿Qué pasó? ¿Qué pasó
aquí y cuanto más apoyo se necesita aquí para igualar condiciones y poder
siquiera empezar a pensar en paridad?
Hay
que hacer reparaciones, como nivelar la tierra de un jardín antes de empezar a
sembrar, hay que hacer reparaciones extensas y esto comienza con el
pensamiento, descolonizar el pensamiento no se trata de desprendernos de la conquista
y avanzar, se trata de meternos aún más en la historia para informar la empatía
y reestructurar la colonia, porque nunca se deja de ser colonia, nunca se deja
de ser colonizado, nunca se deja de ser colonizador, pero podemos aprender a
pensar a nuestro favor.
Buenos cuestionamientos vivos, actuales, realistas. El último párrafo deja pensando de qué puede tratarse la nivelación de la tierra o las reparaciones extensas, si de todas formas nunca se deja de ser colonia, ni de ser colonizado ni colonizador...
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