III. Guatemala: Corporalidades étnicas como territorio. Marcaje y desmarcaje de identidades móviles
"La identidad es un acontecer, una coherencia interna que siempre está en movimiento." Bolívar Echeverría
Para dimensionar la fractura histórica que persiste en las nociones de: etnia, cultura e identidad dentro del pensamiento guatemalteco, debemos considerar las marcas de la herencia colonial, que, a partir de su estructura social y económica, nacen y se sostienen en el tiempo dimensionadas como condiciones culturales, psicológicas y materiales, que han atravesado y atraviesan los cuerpos racializados.
Las interpretaciones crítico-filosóficas contemporáneas, ofrecen nuevas perspectivas sobre la identidad y la resistencia indígena. Autores como: María Jacinta Xón, Severo Martínez Peláez, Guzmán-Böcker y Herbert, Aimé Césaire y Bolivar Echeverría, producen formas complejas de pensamiento para abordar las tensiones que giran alrededor de preguntas sobre la identidad y la resistencia indígena de Guatemala, desde una mirada que se aleja críticamente del perspectivismo histórico que ha sido suscitado por el proyecto civilizatorio homogeneizador del Estado-Nación. Su enfoque crítico permite aproximarnos a esta complejidad y sus contradicciones, en miras de una resistencia que lucha buscando desmarcar, su identidad de las huellas materiales que la imposición colonial produce sobre sus cuerpos.
La marca colonial en los cuerpos étnicos
Guzmán-Böckler y Herbert (1970), sugieren que elementos como: las políticas de Estado, las estructuras económicas desiguales, los sistemas educativos y religiosos, y los prejuicios raciales, producen narrativas simbólicas que parecen tener vida propia, operando como entidades autónomas dentro del imaginario colectivo, como narrativas simbólicas que perpetúan la idea de superioridad racial y cultural de los colonizadores sobre los indígenas. Estas ideas, aunque originadas en un contexto histórico específico de dominación y desigualdad en el marco de la imposición del sistema económico-social colonial, han sido internalizadas y naturalizadas a lo largo del tiempo hasta la actualidad, actuando como justificaciones que sostienen la estratificación social basada en criterios étnicos y económicos. Estos prejuicios funcionan como mitos fundacionales de una colonialidad, que no sólo persisten, sino que continúan configurando las relaciones de poder y las estructuras sociales contemporáneas. Fenómenos que se manifiestan en la perpetuación de estereotipos y en la implementación de políticas que, directa o indirectamente, refuerzan la subordinación de los pueblos indígenas. Los elementos coloniales, por tanto, no son vestigios estáticos del pasado, sino fuerzas activamente dinámicas que moldean la realidad socioeconómica actual, justificando y perpetuando, las desigualdades sistémicas que afectan a las comunidades, sobre todo las indígenas, en Guatemala.
La identidad como construcción social
El análisis de Severo Martínez Peláez (1994) propone un aproximamiento a la cuestión étnica de la identidad, sosteniendo que, la categoría de indio no es una designación natural o esencialista, sino una construcción social impuesta durante la época colonial. Una marca formulada para producirlos como clase servil, y que, como clase social, ha perdurado a lo largo de los siglos, debido al mantenimiento e inmutabilidad de las estructuras y las relaciones de poder instauradas en el país desde la colonia. Matínez Peláez busca desmitificar la noción de que la identidad indígena es inherentemente estática o esencial. La figura del indio, emerge como un producto de la historia colonial, destinada a mantener una jerarquía rígida que se basa en la explotación y el despojo sistémico de los pueblos indígenas y sus territorios. La categoría del indio es una identidad que ha sido configurada.
La cultura como resistencia dinámica
Bolívar Echeverría (2013) plantea un enfoque distinto al considerar a la cultura como un sistema de prácticas de vida significantes, que van a configurar la identidad y la realidad social con la que son integrados los cuerpos colectivos e individuales. Creencias, valores y normas que están en estrecha relación con la cultura, la economía y la política como esferas que están intrínsecamente interconectadas, y que se influyen mutuamente. Desde esta perspectiva, la identidad de los pueblos indígenas puede comprenderse desde una aproximación más amplia, una que reconoce el relacionamiento de diversos aspectos como un organismo vivo, in-estático y cambiante, produciéndose una visión más profunda de las realidades indígenas. En lugar de reducir la cultura a una mera expresión folclórica, superficial y estática, Echeverría propone reconocer su papel fundamental en la autoidentificación y la autoconciencia crítica de los grupos étnicos. Cultura puede ser comprendida no desde una visión folclórica y reduccionista que los limita meramente a su condición explotada y servil, sino como un proceso dinámico en de construcción y de reinterpretación, desde dónde es posible la reconfiguración epistémica de los pueblos indígenas, evitando su homogeneización y exotización.
La crítica contemporánea de María Jacinta Xón
La obra de Jacinta Xón (2022), propone una visión crítica sobre la edificación estatal de la cultura indígena desafiando su construcción estática y folclorizada. El Estado, a partir de los Acuerdos de Paz, formula una poítica multicultural estructural (tolerancia, respeto e inclusión de la diversidad étnica), pero que en realidad, únicamente funciona como una cubierta que perpetúa las dinámicas de discriminación y exclusión hacia los pueblos indígenas. Las políticas contemporáneas continúan el legado colonial que impone una visión homogénea y exotizante de la corporalidad indígena. Esto se ve manifestado en prácticas como el fenómeno del mayametro, una forma de medir la identidad maya a partir de su valoración reducida a estereotipos culturales. Desde este lugar, Xon va a criticar cómo el Estado y la sociedad guatemalteca promueven la autoexotización entre los pueblos indígenas, incentivando a las comunidades a presentarse de acuerdo a las expectativas del mercado global y del turismo. Procesos que no solo dan forma a una identidad que se construye en medio de tensiones y contradicciones perpetuando las iniquidades sociales, sino que también refuerza estereotipos y dificulta el reconocimiento de derechos y la justicia social.
Xon afirma que la resistencia indígena organizada en movimientos sociales y culturales es fundamental para desafiar las condiciones impositivas que la sociedad dominante y el Estado producen. La desexotización de la identidad indígena como autoconciencia crítica es necesaria para desafiar las narrativas coloniales, con el fin de formar una identidad indígena dinámica, plural y enraizada en las experiencias y luchas de las comunidades, posibilitando su reivindicación como corporalidades autónomas y emancipadas.
La perspectiva anticolonial de Aimé Cèsaire para un futuro postcolonial
Con Aimé Césarie (2006) podemos observar una visión paralela a la propuesta de Xon, pero desde una África colonizada. Las estructuras coloniales, según Césarie, deshumanizan tanto a los colonizadores como a los colonizados. El colonialismo será una forma de barbarie que intenta erradicarlas culturas e identidades indígenas, imponiendo la cultura del colonizador, bajo un sistema de explotación y opresión. Análisis que es relevante para pensar la situación étnica en Guatemala, donde las estructuras coloniales han evolucionado adaptándose, según el espíritu de la época, a nuevas y sofisticadas formas de control y dominación. ¿Es posible desmarcarse de la identidad colonial desde la corporalidad indígena? La lucha anticolonial para Césarie, no es una lucha por la independencia política, sino es una que busca recuperar la dignidad y la identidad cultural. La colonialidad debe pensarse a partir desde la misma condición corporal oprimida, en este caso, la negritud que como resistencia y autoafirmación, reivindica la dignidad de la corporalidad negra en miras de la revalorización histórica y cultural de los pueblos africanos. La negritud se convierte en un arma que lucha contra la opresión y la alienación, que toma conciencia de su situación de opresión, reconectando con las raíces culturales y espirituales propias a través de un sentido comunitario de solidaridad. Una visión que posibilita la movilidad de los pueblos en la lucha por la liberación como colectivos que comparten una historia y un destino común. Se trata de la posibilidad de habitar un futuro, no uno que implica un retorno al pasado idealizado, sino uno que que reafirma la propia identidad al interior del contexto contemporáneo postcolonial.
Guatemala: cuerpos étnicos como territorios en resistencia
La cuestión de la identidad indígena en Guatemala implica una lucha compleja por la re-instauración de la identidad cultural y su dignificación. Una identidad que ha sido atravesada y oprimida por siglos de un colonialismo sistémico, estructural y aberrante. Autores como: Guzmán-Böckler y Herbert, Severo Martínez Peláez, Bolívar Echeverría y María Jacinta Xón, junto con las ideas de Césaire y Fanon, nos permiten comprender que la descolonización debe ser un proceso integral que abarca tanto las estructuras materiales como las subjetivas.
La identidad en los cuerpos racializados parece estar determinada únicamente como receptáculos de identidad; paisajes marcados por siglos de opresión y de resistencia. Una herencia colonial que se encuentra expandida en el color de la piel y las prácticas culturales de los pueblos indígenas, revelando una compleja intersección entre política y cultura que históricamente han sido determinadas por las estructuras de poder de legados coloniales que continúan al día de hoy moldeando las realidades contemporáneas. La lucha por la justicia y la igualdad en Guatemala requiere una reconfiguración profunda de las subjetividades indígenas y la afirmación de su dignidad y humanidad. Las narrativas coloniales deben ser desafiadas a través de las prácticas de resistencia cultural y de autoidentificación crítica. Un proceso que necesita buscar su independencia política, así como corporalizar su rehumanización desde una lucha que les permita reivindicar sus identidades como personas plenas y complejas.
La perspectiva de Echeverría nos recuerda que la cultura, lejos de ser una mera superestructura, es un ámbito móvil de crítica vital, y de autoafirmación. La cultura indígena en Guatemala, autopercibida, más allá de los estereotipos folclóricos, emerge como un espacio de resistencia y creación, donde las comunidades articulan sus propias narrativas frente a la homogeneización y la exotización. Sumando a Fanon (2011) a esta discusión, la verdadera liberación implica un proceso de rehumanización, donde los colonizados recuperan su agencia y dignidad, no sólo como un proceso político y económico, sino también como una lucha psicológica y cultural, es decir, subjetiva y material. Dentro del contexto guatemalteco, donde los pueblos indígenas han sido históricamente explotados, discriminados, oprimidos, la reinvención y reivindicación de la identidad cultural indígena produce cuerpos que desafían las narrativas coloniales desde su autoafirmación, una que posibilitada desde una resistencia organizada e intergeneracional donde la resistencia lucha, imagina y construye un futuro más justo.
Referencias
Césaire, A. “Discurso sobre el colonialismo”, “Discurso sobre la negritud”, Discurso sobre el colonialismo; Madrid: Akal, 2006.
Echeverría, B. Definición de la cultura; México: FCE, 2013.
Fanon, F. Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Akal. 2009.
Fanon, F. Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica. 2011.
Martínez Peláez, S. La patria del criollo. Ensayo de interpretación de la realidad colonial guatemalteca. Ediciones en marcha, 1994.
Guzmán-Böckler, C., & Herbert, J. R. . Guatemala, una interpretación histórico-social: Ensayo sobre el subdesarrollo. Editorial Universitaria, 1970.
Xón Riquiac, María Jacinta. Entre la Exotización y el Mayámetro: Dinámicas Contemporáneas del Colonialismo. Editorial Praxis, 2022.


Muy buen esfuerzo de lectura comprensiva de los autores críticos estudiados y de ponerlos a conversar a propósito del asunto de la identidad indígena guatemalteca. La redacción podía ser más concisa y directa.
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